Los odontólogos y los peluqueros, dos caras de un reclamo

Unos piden kits más accesibles. Y los otros que los habiliten.


“Por la consulta común, $ 176 que cobrás a 90 días. Y un arreglo de caries son $ 556. Pero desde ahora tendríamos que gastar unos $ 2.500 por paciente para garantizar el kit de bioseguridad contra el coronavirus. ¿Quién lo va a pagar?” Esto reflexionaba una odontóloga de 41 años que atiende en la Ciudad de Buenos Aires. Habló ayer con Clarín por el revuelo que vive el sector luego de que a) el Gobierno anunciara que desde el lunes esos profesionales deberán desempolvar sus tornos en cuarentena y atender turnos programados “de carácter preventivo”; b) varios respondieran reclamando los kits de protección definidos en el protocolo de Salud; c) algunas obras sociales y prepagas se llamaran al silencio y otras aseguraran que pagarán por los elementos pero con montos -según ellos- insuficiente; d) lo que hizo que varios odontólogos protestaran de nuevo y que algunas obras sociales esbozaran “aprietes”, bajo amenaza de quitarlos de la cartilla. Así lo aseguraron tres odontólogos de distintas zonas del país que pidieron reservar su nombre.

“Cobramos realmente muy mal y uno tiene que atender 14 horas por día para poder sostener su casa. Después te jubilás con $ 14.000. Yo atiendo a mis pacientes por teléfono pero eso no se reconoce. Y tenemos una profesión de riesgo que tampoco está reconocida como tal. Ahora, ¿cómo cubrís, por cada paciente, entre $ 2.000 y $ 3.000 de materiales descartables, si no los paga la obra social?”, se preguntó una odontóloga con 33 años de experiencia que vive en la Provincia de Buenos Aires.

Otra que atiende en Capital se autodefinió como “amenazada a perder su trabajo”. El 80% de las consultas que recibe vienen de una obra social de profesionales porteños. “Enviaron una nota que decía que iban a cubrir un kit de $ 500. Y encima uno lo factura al mes siguiente y lo cobra recién al otro mes. Son un montón de insumos, sin contar que si antes atendías doce pacientes, ahora, por los tiempos de ventilado y desinfección del consultorio entre turnos, no podría ver a más de cinco. Sumá la variación del dólar: el 90% de los insumos que usamos son importados”, detalló. “Veo esa nota y les digo a los de Auditoría que no puedo aplicar ese código porque me es inviable atender por ese dinero. Me dicen que lo van a elevar al director y que quedaba a disposición suya si me dejaban o no como prestadora. Así estoy. Quiero trabajar, pero preciso los elementos para mi cuidado y del paciente”, sumó.

Daniel Casim es odontólogo y en el Hospital Garrahan trabaja en el sector de cirugía y traumatología. Además es docente de la UBA y desde 1984 está a cargo del servicio de Clínica para la Atención de Pacientes de Alto Riesgo. “Nuestra primera pandemia fue el VIH. En su momento me decían que estaba loco por atender pacientes infectados, pero todo paciente es de riesgo porque esta profesión lo es”. Y enfatizó: “Queremos atender. El paciente lo exige y ya pagó su seguro de salud. Pero no somos agentes financieros. Algo está mal y no cierra”.

¿De qué elemento hablan y cuánto cuestan? “En la Ciudad o el Gran Buenos Aires, los insumos descartables, por paciente, pueden rondar los $ 2.500. En el interior del país puede ser más”, aseguró.

Algunas obras sociales y prepagas informaron que les abonarán de $ 800 a $ 1.500 por la cobertura de los Elementos de Protección Personal. Los odontólogos consultados explicaron que desde ahora deberán usar un tipo de atuendo semejante al de las cirugías. Todos esos ítems (salvo los barbijos N95) son descartables y deben recambiarse entre pacientes. Casim explicó que, encima, “los aparatos y toda superficie que no se pueda esterilizar deben vestir fundas que tienen que recambiarse entre turnos, para lo cual se precisa un asistente”.

Las medidas suenan bien, pero no estaría siendo tan fácil llegar a acuerdos mínimos, contó un experto que atiende en Río Negro. “Las obras sociales dicen que van a dar de $ 1.200 a $1.500 en materia de bioseguridad. Es la mitad de lo que se necesita”. Y agregó: “el problema en Río Negro no es directamente con las obras sociales sino con quienes deberían representar a los odontólogos: la federación provincial. En vez de levantar el teléfono para quejarse y ayudarnos, lo hicieron para amenazarnos con sacarnos de cartilla. Acá estamos nucleados en un grupo 200 profesionales de los 500 que tiene la provincia y esto le pasó a varios”.

Desde OSDE aseguraron que “la atención es estrictamente por turnos para casos que no puedan diferirse. Se reconoce un valor (además del de la práctica) por el uso del material de protección que es el recurso crítico. Algunos por ahora no van a abrir. La decisión de atender o no es propia del profesional y la respetamos”.

Adrián Sasse, gerente general de Swiss Medical, detalló que “los seis centros de guardia y emergencias odontológicas están atendiendo sin turno, con un proceso que asegura que no haya más de dos pacientes en la sala de espera, alternando los consultorios para su correcta desinfección y con todos los recaudos de bioseguridad”.

En tanto, Guillermo Nervi, secretario de la Cámara Argentina de Empresas de Servicios Odontológicos y CEO de Consulmed, una red de 15.000 profesionales del país, que además posee tres clínicas odontológicas en el ámbito porteño, señaló: “La liberación del tema de turnos tiene distintas aceptaciones. En el interior no tenemos todavía un panorama cierto. Los colegios recibieron algunos contratos con prepagas y obras sociales respecto del manejo de los kits. En algunos casos se acordaron valores razonables, desde $1.200 hasta $ 1.500. Otros los duplicaron, lo que hace imposible el pago porque esto no sería sólo para urgencias sino para cualquier turno”.

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