El ajuste de Javier Milei: ¿al final, la casta somos todos?

En campaña, el libertario prometió que el sacrificio lo haría la política.

La realidad muestra otra cosa.

EDUARDO PALADINI (CLARÍN)

La escena, inédita, quedará como una de las postales históricas de la asunción presidencial de Javier Milei, hace menos de dos meses. En lugar de hacer su discurso dentro del Congreso, el flamante mandatario decidió hablar desde las escalinatas del Palacio Legislativo; de cara al pueblo, que se había acercado en módicas cantidades hasta allí.

Pero lo llamativo no fue (sólo) el cambio de escenario y el ninguneo a diputados y senadores, sino el contenido del discurso y, en particular, las partes más celebradas por el público.

La gente llegaba a su clímax cuando el libertario gritaba "¡no hay plata!" y prometía un severo ajuste. ¿Cómo?.

La interpretación básica y coincidente de los analistas era que los manifestantes -muchos de clase media e incluso clase baja- tomaban al pie de la letra la promesa de campaña de Milei: la motosierra aplicaría sobre la casta, política y empresaria.

Como contó Clarín días atrás, en el Gobierno crece una preocupación respecto a la "reacción de los propios" cuando vengan los meses más duros. Según el calendario oficialista, serían marzo y abril. Lo peor no pasó.

"Quizá la gente no interpretó bien cómo sería el ajuste", se excusó entonces una voz influyente del Gobierno, invirtiendo la carga de la prueba. Ya no sería Milei el responsable por mentir en campaña sino sus votantes por malinterpretar sus dichos.

Y más. Con esa explicación, en el Gobierno admiten lo obvio: que el ajuste, con inflación de 25,5% en diciembre y apenas más baja en enero, pega (y duro) de manera universal. ¿Al final, la casta somos todos?

Dato: sólo los jubilados se estima que perderían más de 30 puntos de poder adquisitivo en esos dos meses si no hay aumentos especiales. En la Rosada se habla de una caída salarial del 40%, y generalizada, cuando el ajuste se sienta por completo.

60% la gente y 40% la casta

Desde que el ministro Luis Caputo anunció las primeras medidas, e incluso durante el debate de la Ley Ómnibus, fue el diputado José Luis Espert -aliado y a cargo de la estratégica comisión de Presupuesto- quien hizo una nueva interpretación del ajuste: explicó que un 40% lo pagaría la casta y el 60% la gente.

Según el economista, tres de las primeras decisiones apuntaban a cortar privilegios: "El fin de intermediarios en los planes sociales, el cese de transferencias indiscriminadas a las provincias y Reducción de ministerios".

El debate sigue abierto. Una encuesta reciente de la consultora Zuban Córdoba se metió con la polémica. Les pidieron a los entrevistados (1.500 en todo el país) que opinaran sobre dos frases.

La primera: "El ajuste de Milei lo está pagando la casta". El 52% se mostró "muy en desacuerdo" y el 13,5% "en desacuerdo". Sólo se plegó a la consigna un 32,6% (9,9% "muy de acuerdo" y 22,7% "de acuerdo").

Luego, los encuestados debían responder por esta frase complementaria: "El ajuste de Milei lo está pagando la gente". Los números, aunque previsibles, resultaron aún más complejos para el oficialismo: el 56,2% se mostró "muy de acuerdo" y el 23,8% "de acuerdo".

En ese 80% global que percibe el ajuste en la gente está parte del apoyo a la gestión libertaria. El núcleo duro mileísta podría ubicarse en un 30% del total, si se toman como parámetros los porcentajes de votos que consiguió Milei en las PASO y la primera vuelta.

El 26% restante que agregó en el balotaje, advierten los analistas, se compondría básicamente de antikirchneristas que lo apoyaron sólo para que no siguieran Massa y cía. Son los primeros que podrían pasar a ser críticos si la situación no mejora.

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