Una nueva oportunidad para empezar

Ya pasó la mitad del año. Seguramente sientas que se te voló, y tal vez pienses que mucho de lo que planificaste en enero (esas metas que solemos escribir en papel o mentalmente) todavía no ha sucedido.
Además, es muy posible que estén las ganas o la necesidad de ponerte en movimiento. Y para aprovechar este semibalance y darle un costado más motivacional, te extiendo una propuesta que me hizo una amiga que acaba de volver de un viaje a la India: ¿qué tal si empezás haciendo yoga?
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En plena charla con Constanza Alisio sobre sus experiencias y aprendizajes en ese país, no pudimos evitar pensar cuántas veces las personas nos preguntamos si es verdaderamente posible encontrar el equilibrio en nuestras vidas. Si ese estado verdaderamente existe o solo está reservado a unos pocos iluminados.
Y es que la respuesta (y su puesta en acción) no es fácil. Somos profesionales, padres, madres, amigos, hijos, estudiantes, amas de casa. Cada día tenemos más exigencias y menos tiempo para dedicarnos nosotros. Pero esa meta que deberíamos buscar es precisamente la plenitud. Lograr el equilibrio entre las obligaciones diarias y la vida privada, ser más felices, más dichosos, más conscientes.
La respuesta puede ser sí, es posible encontrar ese balance. Según Constanza, apenas dedicando un rato de cada día podemos lograr la calma, tomar mejores decisiones y acallar esos pensamientos con los que la mente nos taladra sin cesar. No es que tenga una receta mágica, pero existe una herramienta vital en este camino: el yoga.
En el mes en el que también se conmemora su día internacional (fue el pasado 21 de junio), esta disciplina milenaria puede ser la madre de muchas respuestas a la agitada vida moderna. Porque es mucho más que unos simples estiramientos y movimientos corporales.
"Es un estilo de vida que se desarrolla desde que te levantás hasta que te volvés a dormir, que tiene en cuenta qué decidís comer, escuchar, ver, cuándo encontrar tiempo para realizar las prácticas y meditar y cómo poner atención en la respiración", describe mi amiga.
Según ella, el yoga puede lograr cambios en nuestra salud, estado de ánimo y hasta en las relaciones personales, tan grande es su impacto y beneficio. Y un mes de práctica es un tiempo prudente para ver resultados. "Animate a despertar tu conciencia corporal. A recuperar la frescura y naturalidad con la que nacemos, y que vamos perdiendo a lo largo del camino. Te aseguro que vas a amar más y mejor, a través de una relación sana con tu cuerpo, mente y alma", entusiasma Constanza.
Desde esta columna suelo pregonar sobre la importancia de encontrar la actividad perfecta para cada uno, teniendo bien en cuenta la edad y las capacidades. Bueno, en este caso, levanto la barrera: otra de las maravillas del yoga es que es para todas las edades, estados físicos y géneros. Y si bien, como todas las disciplinas, requiere constancia y perseverancia, el resultado es una plenitud absoluta, incluso en medio de los días más caóticos.

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