La reina está desnuda

Cristina Kirchner: La reina está al desnudo


El editorial de Cristina Pérez en #Confesiones por Radio Mitre


Tengo la sensación de que se puede decir “La reina está desnuda”.
Va a negar 40 veces Cristina Kirchner todo lo que dicen los cuadernos. Va a hacer una y otra vez una defensa política.
Pero ahí está, como el genoma molecular, expuesto. Avalado no solo por las sospechas ante una economía maquillada de bonanza pero que terminó con 30% de pobres y un déficit fiscal rozando el 7% en la suposición del público, la corruptela y el robo. Está expuesto ahora, claramente, por lo que nunca pensamos que íbamos a ver. Altos contratistas públicos confesando esquemas perfectos, donde se llevaban hasta el IVA.
Todavía recuerdo aquel 25 de mayo en el que Cristina regresó a la vida pública, luego de perder las elecciones el oficialismo con el candidato Daniel Scioli y Carlos Zaninni de monje negro, puesto digitalmente por ella para seguir controlando a su delfín.
Aterrizó un 25 de mayo, en una fecha que el kirchnerismo había tomado como propia. Ya no para recordar a los próceres, sino el supuesto hito fundacional de la Argentina que ellos mismos utilizaban para describirse a sí mismos.
Y ese día, cuando el país todavía se sacudía para tratar de salir de la decadencia económica que iba como tren viejo para estrellarse nuevamente con una crisis económica, tuvo el coraje de hablar de “patria”. Lo recuerdo porque ese día, como me pasa pocas veces, me salió de las tripas decir: “Patria es no robar, señora”.
Creo que es lo que estamos diciendo todos hoy. Pero ya no por la suposición, ya no por el asco de la presunción, ya no por el desánimo de la oportunidad perdida, ya no por la estafa en el nombre del pueblo. Sino por la evidencia escandalosa.
Yo también me pregunto cómo hay algunos que pueden decir: ‘Pero cuidado, mirá que esto puede tener efectos en la economía‘. Que yo sepa, los antibióticos hacen bien, ¿no? El gran antibiótico es la Justicia. Y el mal que tenemos necesita muchos antibióticos. Porque tampoco me puedo olvidar cuántas veces nos desilusionamos ante la esperanza de que por fin actuara la Justicia, y no actuó.
Porque hay varios pozos negros en los que nos hundimos a círculos del infierno, más profundo uno que el otro. Basta decir un nombre para entender de qué les hablo: Alberto Nisman. Fueron capaces de llegar hasta ahí.
El otro día pensaba en esas películas de ficción, donde de pronto uno siente la respiración del “lado oscuro”. Estamos ante el lado oscuro emergiendo al descubierto y por momentos da temor. Pero lo que da temor es la magnitud de lo que tenemos que vencer y hasta cuánto nos constituye como sociedad.
Somos un país que hoy se ha quedado sin élite económica, prácticamente, o con gran parte de su élite económica sospechada. ¿Qué se le puede decir a un motochorro si uno ve esto, no?
La gran parte de la élite económica que está sospechada y que hoy tiene el deber moral de intentar dar vuelta esta historia. No de extorsionar con que no van a invertir, esto y aquello.
¿Qué economía puede andar, si antes no hay decencia? ¿Qué se puede producir, si antes no hay un juego claro? ¿Quién puede competir, si en realidad todo es un curro y una quintita para cuatro o cinco que hacen una maqueta de producción, de cartoncito pintado, para que atrás de la utilería se sigan afanando todo?
Cristina entró a los Tribunales con una cartera Gucci, carísima. Con un traje al estilo Evita el blazer. Y con una actitud firme, por momentos sonriente. Sigue siendo dueña del histrionismo. Pero ni siquiera todas esas ropas y los ropajes de la gestualidad pueden impedirnos ver que no importa el sastre, la reina está desnuda.

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