“Tranquilo, hijo”. El desafío de explicar la crisis a los chicos sin transmitir temor

Muchos padres no saben cómo responder las preguntas que los angustian; aconsejan plantear la debacle económica como un problema que puede resolverse con el tiempo.

NOTA DE TAPA DIARIO LA NACIÓN 4/9/2019.


Santiago Filipuzzi
Carolina Vagliente, junto a uno de sus dos hijos, Helena, de 7 años


"Hoy el dólar cerró a $61. ¡Altísimo!", le dijo la semana pasada Benjamín Efrón, de 10 años, a su madre. Carolina Vagliente, emprendedora, de 39 años, se quedó sorprendida. "Tranquilo, hijo. No es algo de lo que tenés que preocuparte", le respondió. Pero a lo largo del día, le quedó en claro que era un tema al que su hijo volvía porque formaba parte de la inquietud de los compañeros de la escuela.
¿Cómo explicarles la crisis para que entiendan, pero sin transmitirles temor? Ese es el desafío de muchos padres. Y las estrategias son variadas: desde los que evitan que sus hijos vean las noticias hasta los que se toman el trabajo de explicarles, aunque los chicos no pregunten.
"En casa hablamos de todo, incluso de política y de la crisis, y las explicaciones son variadas porque mi marido y yo pensamos distinto. Pero los chicos a veces lo interpretan en términos de bueno o malo. Como si los políticos fueran superhéroes. El otro día, Helena, de siete años, me sorprendió mientras estaba manejando: 'Si yo fuera presidenta haría que no existiera la plata. Para que no existan pobres. Porque todas las peleas son por eso', me dijo", cuenta Vagliente.
"¿Por qué Macri es malo y hace que suba el dólar?", le preguntó Santiago Encalada, de 9 años, a su abuela. Los padres abrieron los ojos y la que contestó fue Josefina, su hermana de 12 años: "El malo es Alberto. Por su culpa subió el dólar". La ensalada de conceptos era tan grande que los padres no sabían por dónde empezar a explicar.
"Están preocupados y estresados. Hay que hablar con los chicos que preguntan y con los que no. Porque ellos escuchan a los padres y somatizan la angustia que se vive en la casa, sobre todo cuando los padres no saben cómo afrontar las cuentas o si no van a perder el trabajo. No hay que mantenerlos al margen. Hay que explicarles y bajarles la ansiedad", señala la psicóloga Eva Rotenberg, directora de la Escuela para Padres.
Los niños dependen de los adultos que los rodean para sentirse seguros y protegidos, se explica en el informe Las necesidades emocionales de los niños en épocas de crisis, de la Academia Nacional de Pediatría norteamericana. "Si los adultos sienten mucha ansiedad o enojo, es probable que ellos se vean más afectados por ese estado emocional que por las palabras", se concluye.
Los especialistas explican que, aunque se los mantenga alejados de la televisión, los chicos perciben un deterioro en las condiciones de vida en su entorno y las restricciones que ponen sus padres a la hora de hacer compras o gastar dinero. Y que la crisis afecta a todas las familias, independientemente de la posición.
"Los chicos son los últimos responsables de la situación económica y, sin embargo, están sufriendo sus consecuencias. Enfrentan situaciones de empeoramiento en la calidad de su dieta y menor acceso a alimentos, dificultades en el acceso a medicamentos, mayor exposición a situaciones de violencia, maltrato", describe el documento Efectos de la situación económica en las niñas, niños y adolescentes en la Argentina, publicado por Unicef en marzo pasado. Los datos muestran que el 42% de los chicos viven bajo la línea de pobreza y que uno de cada dos sufre la privación de al menos uno de sus derechos fundamentales.
Leticia Márquez buscó ser práctica cuando su hija Sofía, de 10 años, le preguntó qué era la inflación. "Significa que la plata que usábamos para comprar la comida para llegar hasta el día 30 del mes ahora nos alcanza para comprar hasta el 20, entonces tenemos que administrar mejor, compramos en mayoristas y evitamos otros gastos para que nos alcance", le dijo. "¿Y si un mes tiene 31 días?", preguntó Sofía.
Algunos expertos aconsejan usar ejemplos simples y directos: "Una herramienta de gran utilidad es comparar la economía del país con la de una casa. La gente grande trabaja, genera dinero, hay gastos, como lo que comemos, la luz, todo lo que sea concreto. El problema es cuando entra menos dinero de lo que se necesita. Entonces es cuando ocurre una crisis. Pero que uno puede tomar medidas como generar más dinero o reducir gastos", propone la psicóloga Marisa Rusomando.
Nicolás Litvinoff, economista y director del sitio Estudinero.net, opina todo lo contrario: "No es una explicación válida. El rol social de un Estado no es el ahorro, sino administrar los recursos. Esa metáfora los confunde. A los chicos, más que importarles lo que pasa en el país, les importa la economía doméstica. Se les puede explicar que el país atraviesa una situación difícil, que tiene que ver con que se tomaron malas decisiones, que se pidió prestado y hay que devolver el dinero que se pidió y que por eso las familias en general van a tener que ajustar sus gastos", dice.
La psicóloga Ileana Berman insiste: "Es una situación temporal. No hay un para siempre en la crisis, más en nuestro país. Lo importante es circunscribirlo a un momento. No centrarse en lo que estamos perdiendo o no podemos hacer, sino en lo que sí tenemos", indica.
"También podemos aprovechar la situación para explicarles que vivimos en un país y en una región en los que estas cosas pasan seguido. La importancia de tener un ahorro, de postergar el deseo incluso cuando no estamos en crisis, nos va a servir para tener un ahorro y poder transitar mejor los momentos difíciles", señala el economista.
La fiebre del dólar, como le ocurría a Benjamín, puede ser una puerta de entrada para hablar de lo que ocurre y llevar tranquilidad. "Les podemos explicar a los chicos que en realidad lo que sube no es el dólar, sino que lo que baja es el peso. Darlo vuelta. Cuando la gente no tiene confianza en sus gobiernos, el peso baja y parece que todas las demás monedas subieran".

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