"Urribarri, Baez, Marsó y yo somos parte de un proyecto político que transformó la Provincia"

MEGAJUICIO | Urribarri, Baez, Marsó y yo somos parte de un proyecto político que transformó la Provincia", dijo el cuñado Juan Pablo Aguilera. Habló de un "relato" construido por medios y Fiscalía.

«Jamás gestioné un expediente, un pago. Jamás. Jamás vendía nada de ellos ni de nadie. Yo estaba muy orgullo de lo que hacía. No podía desacreditarme».

En una larguísima exposición, largas dos horas, Juan Pablo Aguilera concretó este lunes su declaración de imputado en el megajuicio que sentó en el banquillo a su cuñado, el exgobernador y actual embajador argentino en Israel, y negó haber cometido delito ni haber incurrido en irregularidades, ni ser parte de las empresas que Fiscalía le adjudica como propias, Tep SRL y Next SRL, ni que sean «prestanombres» los empresarios Maximiliano Sena o Emiliano Giacopuzzi.

Se mofó del calificativo «prestanombres» que el Ministerio Público Fiscal le adjudicó a Sena y Giacopuzzi. «Es un insulto para ellos y para mi inteligencia. Jamás podría ser un prestanombre alguien con quien te pueden vincular tan rápidamente», dijo. Aseguró que conoce de la infancia a ambos empresarios.

«Tenía relación con los chicos (por Sena y Giacopuzzi) en la distribución del material de campaña (del PJ). Después, mi relación con los chicos está dado por la relación con Luciana (Almada, su mujer, socia de Sena y Giacopuzzi). En ese marco, pude haber habido alguna consulta para que les dé una mano en algo. Pero no en cuanto a su relación con el Estado», señaló.

Aguilera, complicado por Fiscalía en la causa de «las imprentas», mediáticamente conocida como «la causa de la vaca», se negó a responder las preguntas de los representantes del Ministerio Público Fiscal, Patricia Yedro, Gonzalo Badano y Juan Francisco Ramírez Montrull. «Estuve pensando mucho la posibilidad de abrirme a responder preguntas de Fiscalía -dijo en el arranque de su declaración-. Pero en el marco de la causa y de la investigación, me sometí a una indagatoria y también a una entrevista informal donde conté mucho de los hechos y situaciones que se planteaban y todo eso no fue para nada tenido en cuenta lo que yo declaré en su momento. Entonces, no es momento para responder preguntas o exponerme a la trampa, a lo capcioso, a la desontextualización a la que nos han demostrado acá».

 

Después, Aguilera aclaró “un montón de situaciones”, y dijo que “toda la vida me dediqué a la actividad política. Cuando nací, Sergio Urribarri ya estaba en mi casa. Era el novio de mi hermana. Y más allá de la relación de cuñados, tenemos una relación muy especial y profunda. Cuando tenía 9 o 10 años, en el año 86 u 87, siendo joven, Urribarri fue candidato a intendente de General Campos, y yo andaba mezclado entre los tarros de pintura y bolsas de arpillera para hacer pasacalles”, recordó.

Siguió enredado con la actividad política con Urribarri y ya para 1995, con 16 o 17 años, relató, “tuve una gran participación en una interna muy importante que se dio en el peronismo, donde (Jorge) Busti consolida su liderazgo y enfrentaba a Jaime Martínez Garbino, candidato de Moine. En esa campaña, tuve una gran participación en mi pueblo. En esa interna, difícil de olvidar, el secretario de Urribarri era nuestro candidato a intendente y perdimos la elección por un voto. Es durísimo perder por un voto. Yo era presidente del centro de estudiantes de mi escuela, y tuve una gran experiencia política”.

Concluida la secundaria, se traslada a Concordia y empieza trabajar junto a Urribarri en su proyecto político. Historió su participación en las distintas campañas, y aclaró: “Para ejercer mejor mi papel, yo no tenía que estar adentro del Gobierno. Eso me facilitaba la tarea, porque me ponía en situación de igualdad”. Dijo además que “no me interesaba para nada la actividad privada”. En esa tarea, se dedicó full time a la actividad política, lo que le acarreó problemas con su esposa, Luciana Almada.

“Cuando nació mi hija Uma, el 14 de octubre de 2008, yo estaba organizando una de las concentraciones más importantes en la historia del peronismo provincial, el 17 de octubre, un acto nacional, donde vino Néstor y Cristina. Me acuerdo que lo hicimos (al acto) en Circunvalación y Brown. Vinieron 100 mil personas. Un evento de esas características no se organiza de un día para el otro. Dada las figuras que venían, además del montaje, había que articular con las custodias, con Ceremonial”, recordó.

Luego, contó de los comienzos de la primera gestión de Urribarri y del surgimiento del denominado “Sueño Entrerriano”.

“Ese año 2008 fue la antesala de la construcción de la unidad para las elecciones intermedias de 2009, que se adelantaron y tuvimos el honor y el orgullo de que esa unidad la expresaran como candidatos nuestro querido defensor Raul Barrandeguy y la señora Cristina Cremer de Busti. .Lamentablemente. perdimos por muy poquitos votos esa elección. La única que perdí en el marco de la conducción de Urribarri”, detalló.

Y siguió: “Luego viene el quiebre definitivo con Jorge Busti, y allá por 2010 se quiebra el bloque de senadores oficialistas. (El exsenador Hernán ) Vittulo me propone para que sea secretario del nuevo bloque. Enseguida nomás se da la muerte de Néstor Kirchner, que generó una gran conmoción. Esa fue la antesala de la construcción del escenario electoral de 2011. Para entones, tenía pleno manejo de las actividades proselitistas y partidarias”.

Más tarde, “a propuesta del vicegobernador José Cáceres, asumo como secretario coordinador del Senado de la Provincia. Este es un cago que ha sido creado a instancias de la mayoría en la oposición en el Senado, en el periodo 95 a 99. No es un cargo que tenga funciones administrativas ni parlamentarias. Es un cargo netamente de articulación política. Y los sucesivos períodos le han ido sacando o agregando funciones”.

Habló del proyecto político que supuso el urribarrismo y de la “inserción de Entre Ríos en el orden nacional. Desde la primera gobernación de Urribarri, se tomaron decisiones en orden a la inserción de la Provincia a nivel nacional.   Teníamos una fuerte política en turismo. Se había política de producción, éramos líderes en arroz, en cítricos, en la producción de pollos, y en la fabricación de medicamentos”.

“En ese marco, ya para 2013, tuvimos una gran influencia en la creación del programa Fútbol para Todos y el enorme orgullo de que un paranaense pueda estar al frente de la principal empresa del país, como es YPF: Miguel Galuccio”, resaltó.

“Con todo esto –apuntó-, nosotros decidimos políticamente proponerle a nuestra comunidad electoralmente en las elecciones de 2013 la inserción en el orden nacional. No lo hicimos a espaldas de nadie, y a escondidas de nadie. Nos propusimos legitimar la inserción en el orden nacional de todos nuestros factores sociales, políticos, económicos, deportivos, turísticos. Se lo propusimos. Pretendíamos legitimarlo electoralmente. Ese fue el Sueño Entrerriano. Fue para las elecciones intermedias de 2013. Fue una propuesta que si bien pretendía legitimar políticamente un proyecto, tenía enclave en cuatro o cinco políticas de Estado”.

Al respecto, señaló que “la gente lo recepcionó positivamente porque ganamos ampliamente esa elección”. En ese maro, “ya en 2014, legitimados por nuestra comunidad,  nos propusimos construir políticamente esta inserción en el orden nacional. Me acuerdo que alquilamos una casa cerca del Partido Justicialista en Buenos Aires, a la vuelta de la Casa de Entre Ríos. Y desde ahí desarrollamos la construcción política”.

«Nunca fui funcionario del Gobierno provincial -aclaró más adelante-, a excepción de un año y medio, 2014 a 2015 (cuando fue responsable de la Casa de Entre Ríos en Buenos Aires, NdelR). Siempre fui parte de otro poder del Estado, que es el Poder Legislativo. En resumidas cuentas, esa es mi historia. Lamentablemente, Fiscalía ni siquiera levantó el teléfono para llamar al partido. Hubiese sido de gran aporte para conocer los hechos como verdaderamente fueron, y no quedar tan evidente soslayado el rol que yo tuve durante 20 años».

 

La diatriba y la victimización

En el cierre de su declaración de imputado, Aguilera se despachó contra los medios y el Ministerio Público Fiscal.

“Hemos sido sistemáticamente machacados por un relato jurídico y mediático que nada tiene que ver con la realidad. Urribarri, Baez, Marsó y yo somos parte de un proyecto político que transformó y que tuvo grandes logros para la provincia. Se habla, se ha caratulado este proceso como el megajuicio. Mediáticamente se lo ha caratulado así. En verdad estamos analizando una partecita de la política  de comunicación. Es buscarle el pelo al huevo (este juicio)”, afirmó.

Y agregó: “No es casual que este proceso haya comenzado por una nota periodística. La verdad es que es un medio de comunicación, y dos o tres seguidores, que no son de alcance masivo, pero que operan decididamente en el micro clima político y judicial, intentando influir, condicionar, muchas veces intimidar con verdades relativas, y mentiras impiadosas. Y muchas veces, en connivencia con el Ministerio Publico Fiscal”.

“Como se comprobó en el marco de otra investigación, en los metadatos de información de ese medio se comprobó de que esa información se la había surgido de las computadoras de Fiscalía. Lo denunciamos y obviamente no pasó nada”, dijo Aguilera, que en ningún momento mencionó de qué medio de comunicación hablaba.

“De ese mismo modo, y para ir engordando el relato y esta construcción que nada tiene que ver con la realidad, durante todos estos años, a partir de fines de 2015, en un momento surge el escándalo de los Panamá Papers. A mí y a mi familia me pusieron en tapa diciendo de que yo había estado en Panamá. Efectivamente una vez estuve en Panamá de tránsito, de escala. Ni siquiera salí del aeropuerto para conocer el famoso canal. Se habló de operaciones sospechosas”, recordó.

También recordó su detención en la Unidad Penal en el marco de la causa de los contratos truchos en la Legislatura y el tratamiento mediático que tuvo su permanencia en la cárcel. “Ese medio –dijo sin identificar a cuál se refería- hablaba del preso VIP. Y se controlaba como en la época del Proceso a la gente que me iba a visitar, siempre generando situaciones de intimidación y de condicionamientos. Y la verdad que yo atravesé todo este proceso como uno más, adaptándonos a los reglamentos de la Unidad Penal”.

“Hasta las carátulas de estas causas se construyeron en base a ese relato. Como si fuera el guión de una serie de Netflix”, lanzó el cuñado de Urribarri.  “No nos sorprendamos que estos días, antes de que el tribunal tenga que tomar las decisiones, que aparezcan nuevos capítulos en estos medios de estos relatos, de esta construcción perversa. Lo que nos confirma, o me confirma, esta connivencia, es la actitud que ha tenido la doctora Goyeneche a instancias del jury. Salió nuevamente a usarnos a mí y a nuestro espacio político como chivos expiatorios de la situación que ella está viviendo. Las mismas personas que nos denunciaron la denunciaron a ella. Y el Jurado de Enjuiciamiento tiene 7 integrantes, de los cuales dos son representat5es de la política y todo el mundo sabe que ninguno de los dos tiene nada que ver con nuestro espacio político”, resaltó en alusión al diputado Gustavo Zavallo y el senador Armando Gay.

“Desde que comenzó este juicio, pensé si quien se sentaba acá era el verdadero Juan Pablo Aguilerla o esta construcción que se ha hecho de mi persona. El que está sentado acá es producto del relato y no el verdadero.  La construcción de este relato está pensada para difamar y desacreditar la militancia política, porque yo fundamentalmente soy un militante que cumplió un rol, que he tenido muy buenos resultados y que me siento orgulloso como me lo hacen saber un montón de militantes”, aseguró.

 

 

Por qué lo acusaron

 

El 27 de septiembre de 2021, cuando la Procuradora Adjunta y Fiscal Anticorrupción pronunció el alegato de apertura en el megajuicio arrancó con la “causa de la vaca”: el direccionamiento de las pautas de publicidad estática en vía pública a través de un procedimiento “cartelizado” en la que participaban siempre las mismas firmas publicitarias: Tep SRL y Next SRL, que Fiscalía adjudica a Juan Pablo Aguilera, cuñado de Urribarri, que tuvo socios “prestanombres”, en palabras de Goyeneche, Emiliano Giacopuzzi y Maximiliano Sena, y la valiosa colaboración para llevar adelante la maniobra en la contadora Corina Cargnel. De ese ardid participaban las empresas Hugo Montañana, de Concepción del Uruguay, y Jesús Bustamante, de Paraná. Este último zafó de la causa mediante un juicio abreviado en el que reconoció que pagaba coimas a Aguilera para seguir en el circuito de la contratación desde el Estado entrerriano.

“Un delito continuado”, calificó la fiscal a la maniobra, que ocurrió entre 2010 y 2015. Durante esos años, señaló, “se desarrolló una maniobra sistemática destinada a favorecer a un grupo de empresas dedicadas a realizar publicidad estática en vía pública”. En esos años, y con esas maniobras, se manejaron pautas de publicidad por $21.500.000, cifra que dolarizada, da la suma de 3.250.000 dólares. Goyeneche habló de “el dueño” para referirse al cuñado Aguilera, cuestión que “siempre se mantuvo oculta” para los organismos de control. “Tep y Next manejadas desde las sombras por Juan Pablo Aguilera, mientras que Montañana y Bustamante lo hacían con un previo acuerdo espureo de cartelización con el señor Aguilera”, lanzó.

Las empresas Tep SRL y Next SRL fueron creadas en 2009 por Aguilera con el objetivo de centralizar las contrataciones de publicidad estática en vía pública por parte del Gobierno provincial, afirmó la Procuradora Adjunta.

 

 

 

La historia

 

“La causa de la vaca”  tiene que ver con una de las tantas irregularidades que advirtieron los fiscales conforme avanzaban con la investigación: que la justificación de las publicidades en cartelería de vía pública para autorizar el pago, se hacía utilizando una misma foto. El modo de comprobar si la misma vaca estaba en diferentes fotografías –como prueba del trabajo contratado– fue mediante pericias. La tarea fue puesta en manos de los peritos Carlos Orzuza y Juan Federico Rossi, de la Oficina Pericial del Superior Tribunal de Justicia (STJ), que concluyeron su trabajo con un dato contundente: efectivamente, la misma vaca en distintos carteles. Pero más: se utilizaron fotografías truchas –retocadas, con algo de photoshop– con lo cual el engaño quedó en evidencia.

La escena ocurrió en una sala del Poder Judicial la mañana del 18 de noviembre de 2016, durante una audiencia que presidió el exjuez Humberto Oscar Franchi: ayudado por una pantalla de video, el fiscal Santiago Brugo -entonces a cargo de la investigación penal preparatoria que investiga el desvío de publicidad oficial durante el gobierno de Sergio Urribarri en beneficio de su cuñado, Juan Pablo Aguilera- empezó a proyectar imágenes.

 

Lo que más llamó la atención fue la foto de una vaca adelante de un cartel con propaganda del Estado. La vaca, la misma vaca, se repetía en muchos otros carteles. Las fotos eran, en teoría, la certificación de que el servicio de publicidad se había prestado, de que el cartel publicitario se había plantado al costado de una ruta, al ingreso de alguna ciudad. Entonces, esa foto se incorporaba al legajo de pago, y se extendía el cheque al proveedor, en este caso, la empresa del cuñado de Urribarri.

Todo era así, y el encargado de certificar que los trabajos se habían hecho según lo pautado era Gustavo Tamay, funcionario del Ministerio de Cultura y Comunicación que comandaba Pedro Ángel Báez.

Pero en el ínterin ocurría una avivada: los chequeos eran ficticios,  según la tesis del Ministerio Público Fiscal, pero los pagos, reales.  La hipótesis que aquella mañana de noviembre de 2016 expuso el fiscal Brugo es que no lo hicieron, que simularon haber ido y constatado, y que así y todo firmaron los pagos de las órdenes de publicidad. La oratoria de Brugo es sólida, esa solidez que se permite transitar el sendero de la hilaridad. “Las fotos son repetidas”, afirmó el fiscal Brugo en aquella audiencia ante el juez Franchi, y como prueba, dijo, hay “una vaca” que se repite en todas las fotos.

“Siempre está la misma vaca. Hay una vaca en el medio del cartel, y graciosamente se le pagó a la empresa de publicidad con esta acreditación por diferentes meses –explicó–. Entendemos que esa vaca no puede haber estado siempre en el mismo lugar y en la misma posición. Fenotípicamente estamos convencidos de que se trata del mismo animal, pero genotípicamente no lo sabemos porque no podemos hacerle una prueba de ADN”.

No hubo necesidad de ningún análisis de ADN a la vaca: el modo de comprobar si la misma vaca estaba en diferentes fotografías –como prueba del trabajo contratado– fue mediante pericias. La tarea fue puesta en manos de los peritos Carlos Orzuza y Juan Federico Rossi, de la Oficina Pericial del Superior Tribunal de Justicia (STJ), que concluyeron su trabajo con un dato contundente: efectivamente, la misma vaca en distintos carteles. Pero más: se utilizaron fotografías truchas –retocadas, con algo de photoshop– con lo cual el engaño quedó en evidencia.

Pero la causa “Aguilera Juan Pablo s/Negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública” no buscó, precisamente, debatir sobre la existencia o no de la misma vaca, sino el desvío de publicidad oficial en provecho de las empresas que se atribuyen al cuñado del gobernador, Tep SRL y Next SRL, durante el período 2010 y 2015, y que involucra una suma superior a los $24 millones que salieron de las arcas del Estado.

La vaca, la misma vaca, en todo caso fue sólo un ardid para llevar adelante la maniobra delictiva, entienden los fiscales.

El fiscal Brugo ya no está en la causa, pero la vaca quedó incorporada para siempre en esta investigación penal.

 

El volumen de las contrataciones entre 2010 y 2015 fue de $24 millones, de los cuales $12 millones se habrían pagado de modo fraudulento, según la hipótesis del Ministerio Público Fiscal. Los contratos se manejaban desde las empresas de Aguilera, Tep SRL y Next SRL, y en esas maniobras, los publicistas José María Bustamante y Hugo Montañana aceptaban las reglas de juego que les imponen: pagar “coimas” para conseguir contratos de publicidad.

La causa, caratulada “Urribarri Sergio D., Báez Pedro A., Aguilera Juan P, Cargnel Corina E., Bustamante Jesús J.M., Montañana Hugo E., Tamay Gustavo R., Almada Luciana B., Giacopuzzi Emiliano O., Almada Alejandro S/Negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública”.

 

Bustamante logró zafar del juicio. En mayo de 2018, la Justicia lo condenó a dos años y ocho meses de prisión condicional. Bustamente estaba acusado del delito de negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función públiva, peculado y fraude a la Administración Pública.

Bustamante aceptó el rol de arrepentido y admitió haber estafado al fisco mediante un sistema de contratos de publicidad en vía pública de la que tomaron parte las firmas Tep SRL y Next SRL, ambas que se adjudican al cuñado Aguilrea, y Hugo Montañana, de Concepción del Uruguay. El empresario dijo haber formado parte de una organización en la que se aseguraba contratos de publicidad del Estado a cambio de pagar “retornos” a Aguilera. El perjuicio al Estado que produjo Bustamante con esas maniobras ronda los $3 millones, aunque en forma global la estafa es del orden de los $12 millones.

 

El parador playero y los «retornos»

La otra causas sobre la que respondió Aguilera fue sobre la instalación, en enero de 2014, de un parador en las playas de Mar del Plata, que supuso la distracción del erario público de la suma de $14.561.870, que dolarizado suma 1.658.000 dólares.

Oficialmente, la instalación, montaje y puesta en funcionamiento de un parador en las playas de Mar del Plata fue para promocionar turísticamente a la Provincia, pero en los hechos, dijo Goyeneche, se trató de un acción más tendiente a instalar a nivel nacional la figura de Urribarri como candidato a Presidente de la Nación.

 

En ese marco, el 5 de diciembre de 2014 se inició expediente administrativo: el exministro de Turismo, Hugo Marsó, pidió la contratación del montaje del parador playero. Pocos días después, el 30 de diciembre, Marsó y Gerardo Caruso, responsable de la firma El Juego en que Andamos, firmaron el contrato para el parador. La firma no tenía experiencia, poseía un capital mínimo y no tenía domicilio en la Provincia: por eso, puso como domicilio la vivienda, en la ciudad de Larroque, del exsecretario de Justicia de Urribarri, Rubén Virué. Goyeneche dijo en el alegato de apertura que antes y durante la contratación hubo “múltiples comunicaciones entre el propio exgobernador y el señor Gerardo Caruso, contactos que se iniciaron mucho antes que la gestión administrativa para la contratación. Se iniciaron el 20 de octubre de 2014 y siguieron hasta mayo de 2015. También Marsó se contactó con Caruso. El entorno, la familia Urribarri, también mantuvo contactos previos. A tal punto que su hijo Franco, Juan Pablo Aguilera y Caruso viajaron juntos a Mar del Plata en noviembre de 2014, un mes antes de publicarse la licitación para esta contratación. Este viaje fue abonado por Relevamientos Catastrales, la empresa del señor Diego Armando Cardona Herreros, que pertenece al círculo íntimo de Urribarri, imputado en dos causas”.

Aguilera habló de su relación con Caruso y del préstamo que le hizo para que pudiera montar el parador en Mar del Plata.

 

«Cuando se inauguró el parador de Mar del Plata, me acuerdo que en algún momento Caruso me aparta, y preocupado, me manifiesta si yo podía hacer algo,  en el maro de que estaba viendo que se le estaba yendo de las manos la cuestión financiera de montar el parador. Había un problema con Turismo y el receso de verano y me preguntó si podía hacer algo al respecto. En ese momento, me había instalado en Mar del Plata porque la rosca política nacional mucha veces pasa en la costa, fundamentalmente en Mar del Plata. Entonces, le digo a Luchi (su mujer): ´Vámonos para allá´. Todo eso en el marco de la construcción política que describí acá, que se dio durante todo 2014 hasta abril de 2015 .En esa actividad contaba con un presupuesto del partido. En función de la relación con Caruso, decidí auxiliarlo financieramente. Grueso error. Pensaba que me iba a devolver de modo rápido, pero se terminó dilatando en el tiempo. En algún momento le tuve que decir: ´Mirá devolveme en parte pagándome a los proveedores que yo había contratado desde el partido´. Tenía asignados esos fondos para la campaña de inserción nacional. Entonces, me metí en un problema sin querer. Pero sí, yo lo auxilié en el problema que él tenía en ese momento», contó

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora

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