La educación, apoyada en las donaciones
EDUCACIÓN | Los malabares que hace una docente de educación especial para desarrollar estrategias de enseñanza y la ausencia del Estado. El testimonio de Silvina Miotti para pedir donaciones para su escuela.
Por Silvina Mioti (*)
En 2020 nos encontramos en aislamiento y fuera de las aulas debido al Covid-19. Nos alejamos de nuestros alumnos de manera presencial y nos dejaron a la deriva, de alguna manera tratando de hacer malabares, para que a través de una computadora, celular o tablet (si lo hubiera) enseñemos a nuestros alumnos los contenidos que necesitaban para avanzar.
El aislamiento y la enseñanza a distancia resulta más difícil en educación especial, que requiere de diferentes estrategias, adaptaciones, material concreto y más del uno a uno para lograr los aprendizajes necesarios. Todo un desafío para ambas partes, padres que debían «arreglarse» para ayudar a sus hijos, y docentes que «reinventaban estrategias» para cumplir los objetivos que detrás de un escritorio del CGE solicitaban, a través de circulares, resoluciones y protocolos.
El 2021 fue más o menos similar pero tuvimos la oportunidad de estar con ellos, aunque con algunas limitaciones.
Este 2022 es un desafío más.
A principios de mes, escribí que no quería «un todos los años lo mismo» y por esto desde principio de año he dedicado mis vacaciones a pedir donaciones a diferentes lugares.
Las escuelas «lamentablemente» funcionan a pulmón, pulmón que le ponen los docentes, padres, alumnos y comunidad. El Estado sigue «ausente» en muchas, muchísimas cosas…
Este año mi desafío es que mis alumnos logren su mayor autonomía en cuanto a realizar trabajos manuales. Elegí para mi OVO (Orientación manual ocupacional), porque por suerte lo puedo hacer, que ellos realicen actividades de costura, tejido y pintura. Pero para estas propuestas necesitaba la materia prima.
La escuela no está en condiciones de comprarla, los padres, algunos, pueden, y otros no.
No contamos con cooperadora escolar, así que mi esfuerzo estuvo puesto en la solidaridad de la gente y de quien apuesta a que ellos también pueden lograr cosas maravillosas.
En esto de visibilizar de alguna manera lo que los docentes (muchos) hacemos -porque estamos tan denigrados en ese discurso barato que trabajamos 4 horas y tenemos 3 meses de vacaciones, lamentable- es necesario salir a contar lo que hacemos en las escuelas.
En particular, lo hago con todo mi corazón, porque amo mi profesión, en la cual llevo 19 años. Elegí ser docente desde que tenía 3 años y voy a dejar todo para brindarle calidad educativa a mis alumnos.
Con esto no solo quiero expresar lo que se hace sino agradecer, lo poquito, lo mucho.
Gracias, infinitas gracias a todos aquellos que han donado cosas para ellos, nuestros gurises. Sé que se puede construir mucho con voluntad, vocación, pasión y sobre todo con mucho amor.
Por y para ellos siempre… orgullosa de ser docente.
(*) Silvina Mioti es docente de educación especial en la Escuela Integral N° 8 Victoria R. de Fissore, de Chajarí.
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