La culpa de todo es de Macri, el Poder Judicial, los porteños y la Selección

Sin Messi ni la Selección. Por el desplante, Cristina no nombró a los mundialistas. Buscó reavivar la pelea bonaerenses versus porteños. Y evadió responsabilidades.

Pintadas. De Cristina presidenta para el 2023, en el barrio porteño de Nueva Pompeya. Aunque la vicepresidenta insiste en que está proscripta.

La locutora oficial presentó a Héctor “el Negro” Enrique como “el que asistió a Maradona en el gol del siglo contra Inglaterra”, hace 36 años. Luego, el intendente Jorge Ferraresi explicó por qué fue elegido para bautizar un microestadio con su nombre, pese a que Enrique no es de Avellaneda sino de Lomas de Zamora. “Imaginamos quién era el que mejor representaba el comportamiento de Diego, el haber llegado al lugar más alto pero nunca olvidarse de sus orígenes”.


Esa fue la tónica del encuentro, invitar al encuentro y destacar el rol de un grupo de ex jugadores de equipos de Avellaneda por estar “comprometidos con lo social”. Como marcando una diferencia, a criterio del kirchnerismo, con los “desclasados” jugadores de la Selección campeona del Mundo, que ganan millones de dólares por año en sus clubes europeos. Por eso ninguno fue nombrado.


El Negro Enrique hizo lo que todo jugador de bien haría. “Felicitar a los jugadores de la Selección que se brindaron entero, dejaron la vida en el campo de juego, y nos dieron una alegría inmensa. Messi, cada uno de los jugadores, Scaloni y su cuerpo técnico”. La respuesta de los militantes kirchneristas fue, tal vez, el aplauso más frío que recibió en tierra argentina la Selección.


Esa frialdad continuaría con el disdetrás, curso de Cristina Kirchner, que ni siquiera mencionó a Lionel Messi, a Lionel Scaloni o la Selección argentina y la tercera Copa del Mundo obtenida. Tras el desplante del equipo albiceleste de concurrir a la Casa Rosada y sacarse una foto con Alberto Fernández o bien con la propia Cristina, la respuesta fue ignorarlos pese a que cinco millones de argentinos se agolparon para festejar el título en Qatar.


Con la imagen de Diego Maradona Cristina salió rápido a aclarar que “el único renunciamiento fue el de Eva Perón. “Ni renunciamiento ni autoexclusión, proscripción”, aseveró, sobre una posible candidatura suya en el 2023.


Cristina Kirchner no está impedida para postularse a la Presidencia porque su condena no está firme, en marzo deben leerse los argumentos, luego ser apelada y lo más seguro es que la Corte no decida nada al respecto el año que viene.


En ese aspecto, lo llamativo es que parecía un discurso de alguien que está en el llano o en la oposición. Pero se trata de la vicepresidenta, que mayor porción de poder tiene en el Frente de Todos, que ha entronizado a Alberto Fernández en la Presidencia en 2019.


Más aún, en esta etapa no sólo gobierna sino que le genera un vacío de poder al mandatario.


En su exposición ante unos 500 invitados del riñón cristinista, responsabilizó al “partido Judicial” por influir sobre la “calidad de vida de todos los argentinos”. Como si la inflación que arañará este año el 100%, que viene del 50,9% en 2021 y que ubica a la Argentina entre los cinco países con mayor suba de precios, no afectara la calidad de vida, ni los salarios, el 40% de los cuales es en negro.


Al embestir contra el fallo de la Corte por el recorte de fondos de la Nación a la Ciudad, puso a Horacio Rodríguez Larreta como el candidato de la oposición a vencer y volvió a insistir con las críticas hacia los porteños, con quienes convive.


Antes que Cristina, Axel Kicillof cuestionó cuánto recibe la Ciudad de Buenos Aires de coparticipación per capita en comparación con la provincia de Buenos Aires y ensayó un extraño reclamo. Dijo que la Provincia perdió 7 puntos de la coparticipación con quien fuera el gobernador bonaerense en 1983, el radical Alejandro Armendariz.


Pero nada dijo, quien fuera ministro de Economía de Cristina Kirchner, de la sequía de fondos que padecía un gobernador de su mismo espacio, Daniel Scioli.


En enero de 2013, unos meses antes que Kicillof llegara al Palacio de Hacienda, Alberto Pérez, el entonces jefe de gabinete de Scioli reclamaba en los medios por los escasos fondos que le enviaba el gobierno de Cristina. “Somos una provincia perjudicada con la perdida de casi 7 puntos”, decía. El kirchnerismo le dio la espalda a un gobernador propio como Scioli, y nunca actualizó esos fondos para la provincia, que Kicilloff reclamaba este martes.


Para azuzar la grieta entre bonaerenses y porteños, dijo que a la Ciudad, con la decisión judicial, le van a incrementar los fondos en una cifra equivalente a 6 años de presupuesto de Avellaneda. “Lo que gasta la Ciudad de Buenos Aires en ornamentación, en helechos, es el presupuesto de todo el año de Quilmes”, ejemplificó.


Sin atisbos de autocrítica, señaló que la gente "está ávida que le hablen y que le expliquen”, aunque omitió señalar que la sociedad probablemente también está ansiosa que quienes gobiernan le rindan cuentas de por qué no llegan a fin de mes o su poder adquisitivo cayó tanto. Eso sí, admitió que hay "muchas carencias todavía", pero la culpa, se la echó al otro. El endeudamiento del macrismo y la falta de Estado de derecho, producto del accionar judicial, argumentó. Una nueva versión. Ya la culpa no es de Macri, es también de la Corte, de los porteños, y de la Selección.


Cristina metió a la Selección en la grieta y el aplauso hacia ellos, fue el más frío de todos.

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